domingo, 28 de abril de 2013

Paren el mundo, que me bajo



Los capullos no regalan flores, pero las amigas sí, y cuando eso ocurre, siempre te pilla desprevenida y sin jarrón. Como si me hubieran encargado el cuidado de un bebé, la maceta que me regaló por mi cumple mi amiga A me presentaba un montón de retos, desde acordarme de regarla cada tres días para mantenerla con vida por un tiempo medianamente decente, hasta aprenderme su nombre, que jolín, no hay manera de recordarlo. “Una con flores rosas”, le digo a quien me pregunta. Tuvo que verla Trini, que vino a limpiar mi casa, para explicarme cómo cuidarla, reñirme por tenerla tan abandonada, y salvarla haciéndola florecer, por lo que decidí tomármelo en serio. En el camino que he ideado para convertirme en mejor persona, a mí las plantas no se me mueren. Desde entonces riego mi maceta sin nombre religiosamente, le dedico mi tiempo, le hablo, le canto y hasta la saco al balcón. De hecho, ya han pasado tres semanas y aquí la tengo, hecha un toro. 

Sin embargo, una vez superado el desafío de la maceta, algo me decía que no era suficiente. Tras haber pasado una época de saturaciones laborales y personales varias y pseudo-crisis de personalidad y autoestima, necesitaba más retos, más caña, más madera, para hacerme sentir mejor mujer, más completa quizá. Así que me fui a lo simple y a lo que siempre nos funciona a las mujeres. De compras.

Cinco horas después salía yo de la Nueva Condomina que parecía la madre y el hijo juntos. No obstante, el contenido de mis bolsas de compras me sorprendió hasta a mí cuando lo lancé todo sobre el sofá. En un ataque por recuperar el amor propio, a cualquiera le habría dado por comprarse unos tacones y un pintalabios rojo, pero en mi caso, parecía que mi subconsciente me pidiera echar el freno y pasar un tiempo a solas conmigo misma. Que paren el mundo, que me bajo para estar a mi bola. Una novela, una peli, una serie, un disco y un cómic fueron mis adquisiciones de esa tarde.


Empecé con la música y, con el tranquilico álbum Fuerteventura de Russian Red de fondo, me puse manos a la obra con las lecturas.


El cómic, Los capullos noregalan flores de Moderna de Pueblo, fue lo primero que leí y, tras varias carcajadas con las que los vecinos debieron de flipar, me lo terminé sin dejar de asentir con la cabeza a todo entre lágrimas de risa. En ese libro, donde se analiza todo el espectro del moderneo y el capulleo de la sociedad actual, me vi tan reflejada que asustaba, pero también me hizo sentir que no estoy sola. Por si acaso esto se me olvidara, lo he dejado en mi mesita de noche para futuras consultas.

 
De las mesitas de noche se habla mucho en Si tú me dices ven lo dejo todo… pero dime ven, la novela de Albert Espinosa que me compré. Con frases gloriosas como para ir leyendo con el lápiz en la mano, me sacó millones de sonrisas y algún que otro guau, y me lo zampé en tan sólo un par de noches que me supieron a poco. Como la serie, Girls, recomendada por mis amigos, que me enganchó desde el primer episodio. Se trata de las historias de unas chicas que viven una vida que, por una cosa o por otra, está muy lejos de ser ideal o perfecta, pues todas ellas tienen algún trauma o son en cierto modo unas fracasadas. Y mola. Se acabaron las utopías de Sexo en Nueva York y Gossip Girl, démosle paso a las mujeres reales.


Por último, me queda hacerle un hueco en la agenda a la película, 500 días juntos (500 Days of Summer), pero creo que ya estoy curada, o al menos me siento mejor. Precisamente en Si tú me dices ven… me encontré lo siguiente: "Parar el mundo es decidir conscientemente que vas a salir de él para mejorarte y mejorarlo". Y es que eso es lo que necesitaba, hacer un alto en el camino para darme unas raciones de amor propio… y regar mi planta.

4 comentarios:

Gusct dijo...

Cuan necesario es ese tiempo de "regar la planta "
Gran artículo bitter! ;-)

Conch dijo...

Gracias, Gus!

En ello estoy, regando...

Anónimo dijo...

Girls es un enganche, muy buena. Sabias que la protagonista Lena Dunham, tambien escribio la serie?
Genial la tia.

Conch dijo...

Síii, sí lo sé; la escribe, la protagoniza, la dirige... También me han dicho que con tanto protagonismo al final acabas un poco hasta el moño de ella, jaja.