domingo, 21 de abril de 2013

Caballos del vino



Para cuando llegamos a Caravaca ellos seguían de cháchara. Tener a dos tíos de copiloto es como el que tiene un tío en Graná. Se supone que me indicarían el camino a los Salones del Castillo, mirándolo al menos en el navegador del móvil, pero ahí seguían, pasando. “Bitter, no te alteres, que esto son dos calles”. Intentando buscar un cartel, una señal, descubrí, a la derecha, un edificio con pinta de salón con mucha gente en la puerta. ¿Será esto? “Tanatorio de Caravaca”. Pues va a ser que no, por lo que decidí parar el coche en seco y consultar mi navegador, pues éstos continuaban mareando la perdiz. Todavía hubo tiempo para pasar por el parque de bomberos antes de llegar a nuestro punto de encuentro, que parece que mi GPS también tenía ganas de guasa.


El motivo de nuestra excursión era un encuentro de twitteros promovido por el ayuntamiento para que conociéramos las fiestas de los Caballos del Vino, candidatas a ser declaradas Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO y, en la medida que cada uno de nosotros pudiéramos, le diéramos un empujoncico en las redes sociales. 

La jornada empezó en el Templete, donde, tras la interesante explicación sobre cruces, santos, mitos y leyendas, comenzamos un tranquilo paseo por la Corredera bajo un sol primaveral de delicia. Iglesias, cuestas, fotos, twits y, lo mejor, la conversación con M, P y J, nuestros anfitriones, que resolvían mis dudas más elementales, pues yo seguía muy confundida con las fechas. Porque a ver: si los Caballos del Vino no son hasta el día 2, ¿qué fiesta había ese día, veinte días antes? ¿Qué era eso del Día del Cristiano? ¿Era imaginación mía o ahí empezaban la farra mucho antes? Pues efectivamente, tal y como me sospechaba, los caravaqueños se anticipan a sus propias fiestas con tres sábados de pre-fiesta. Lo que viene siendo una con otra. Yo, que acabo reventá tras del Bando y ellos tienen tres: el del Cristiano, el del Moro (del que estarán descansando cuando lean estas líneas) y el del Pañuelo, para después la Noche de las Migas el día 30, como antesala a otros cinco días de intensa actividad festera. Y tan intensa, que tendríais que ver la emoción con la que te cuentan lo que pasa el día de 2, especialmente la subida de los caballos. Y que te lo explique un caballista de primera mano a los pies de la cuesta, que te transmite hasta los pelos de punta y los escalofríos. 

Para cuando llegamos al santuario, donde seguían hablándonos de las bondades, anécdotas y diversos acontecimientos de semejante festival, mi cuerpo estaba ya contagiado de fiesta. Ya llevábamos tiempo oyendo charangas a lo lejos y la primera caña se hacía esperar. En ese momento, mis dos perlas, Y y A, parecieron leerme el pensamiento. “Bitter, estamos secos. Yo una me tomaba”. Así nos separamos del grupo, en busca de una cerveza bien fría. 

Callejeando aparecimos en el Bar 33, mítico y recomendado por todo aquel que vive o ha vivido alguna vez en Caravaca. Conocido por su llamativa decoración, sus tapas, su solera y por lo que sea que nos mola de estos bares de toda la vida, pronto estábamos allí de cañas inaugurando como se debía el Día del Cristiano. De ahí pasamos al Bando, con más tapas, cerves y mogollón, en una Gran Vía invadida por charangas y buen ambiente. 

La comida fue en los Salones del Castillo, donde, además de hincharnos a cosas ricas, compartimos, entre risas, teorías sobre lo que P llamó influyers o cómo llegar a ser trending topic. Qué manera de saltarse todo tipo de dietas y qué manera de liarme. Yo, que había venido en coche para controlarme y volverme antes, pronto me vi de gintonics en el monísimo hotel Almunia. “Cenamos algo y nos volvemos a Murcia, Bitter”, sugirió Y, mientras A proponía bajar a la Zona en busca del pibón caravaqueño.

Dos horas después y sintiéndolo mucho, obligué a mis chicos a levantar nuestro particular campamento cristiano. Una retirada digna y a tiempo que después me agradecerían. Así, nos despedimos de nuestros queridos anfitriones deseándoles unas felices fiestas y suerte, aunque no la van a necesitar. Esa noche #caballosdelvino fue trending topic.

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