domingo, 20 de enero de 2013

Tesoros

En la última reunión de departamento debatíamos sobre, entre otros, la posibilidad de que algún guiri británico de ésos que tienen tiendas de segunda mano por los pueblos de la costa murciana, viniera a nuestra escuela a dar una charla. Al fin y al cabo esas tiendas son pequeñas ONG y tienen como trasfondo un proyecto solidario, un pequeño servicio a la comunidad, por lo que la idea de que contaran cuál era el destino de esa ayuda nos pareció bastante atractiva en principio. “Pues no estéis tan seguros – interrumpió alguien – que yo creo que al español medio esto de comprar objetos usados no  le va”. “Pues va a tener que empezar a gustarle”, señaló G algo agorero con los tiempos que corren. 

Inevitablemente pensé en mi amigo N, de cuya impredecible cabeza pensante surgió, poco antes de la Navidad, un grupo en facebook llamado “Trueque”, por el que, como su propio nombre indica, sus miembros intercambian cosas. Objetos innecesarios o abandonados, cosas útiles que ya no se utilizan, artículos y moda vintage, libros y hasta obras de arte, pequeños tesoros olvidados en un rincón de la casa que, quién sabe, pueden hacer feliz a alguien o incluso a ti mismo con otro tesoro inesperado. “Llevamos un mes haciendo trueques y todavía nadie ha mencionado la palabra euro”, me contó N. No tardé en unirme y pronto N publicaría una oferta que no pudimos rechazar: “Ofrezco tres sábados de curso de introducción a la Historia del Arte a cambio de diez kilos de comida, una bolsa de ropa usada y juguetes que se destinarán a Cáritas o similar”.


Pasó la Navidad y con el año nuevo N puso fecha al curso que nos prometió. Así, el primer sábado, nos convocó a las 11 de la mañana en el Museo de Bellas Artes de Murcia. Y debería darme vergüenza admitirlo, pero por fin tenía una excusa para visitar el MUBAM, pues nunca antes había estado. Y es que… Que levante la mano a quien no le pasa, que cuando vamos a cualquier ciudad del mundo nos hinchamos a ver museos, pero no conocemos los tesoros que posee la nuestra. Porque yo creo que el MUBAM es un tesoro y poco tardé en darme cuenta de ello. Con una mezcla entre, como decía, vergüenza y emoción, crucé las puertas del museo para, enseguida, escuchar atentamente las explicaciones de N, que nos hablaba del Gótico, del Renacimiento, de retablos, técnicas y anécdotas, sirviéndose de las obras del museo. Con lo que a mí me gustan las visitas guiadas. Una maravilla también poder volver a asistir a una clase de arte, y más entre amigos, que lo mejor vino después, pues decía N que para eso nos habíamos reunido.

Tras el arte y, con la satisfacción de sentirnos todos un poquito más sabios, nos dirigimos a tomarnos el aperitivo, y el lugar elegido fue otro tesoro de nuestra Murcia, el archiconocido e histórico Garrampón. Entre cañas y salchicha seca seguíamos comentando obras y preguntando dudas a N, que hacía de anfitrión en un grupo de desconocidos en el que pronto surgió la amistad.  

Desgraciadamente no pude quedarme mucho tiempo, pues ese día comía con mis compañeras de trabajo en el quiosco del Parque de la Seda, otro tesoro escondido al que nos gusta mucho ir. Sin embargo esta vez no teníamos el cuerpo para fiestas, pues la comida fue la excusa para reunirnos e irnos juntas al funeral de un amigo. 

Dicen que el que tiene un amigo, tiene un tesoro y, aunque puedo considerarme millonaria, la semana pasada me sentí muy pobre al perder a uno. AL, compañero de trabajo, nos dejó inesperadamente hace dos viernes. A él, que siempre fue un amigo al otro lado del teléfono, a él, que pacientemente contestaba mis dudas absurdas y siempre siempre siempre me hacía reír, a él, que tenía la capacidad de sacarme una sonrisa con tan sólo sus iniciales al final de un email, a él, que me leía todos los domingos, van dedicadas hoy estas letras.

1 comentario:

Cari Cortés dijo...

Cierto, quien tiene un amigo tiene un tesoro. Lo siento Conch.
Un abrazo