viernes, 22 de julio de 2011

From Beniel to Bilbao

De los veranos me quedo con los viajes. Y de los viajes, me pirran los que surgen con motivo de un concierto o festival, que de esto último está España llena en verano. Viajar a Niza para ver a Madonna, a Barcelona a ver a Kylie, o a Bilbao para ver a Coldplay son algunas de las aventurillas de las que más fardo, que sin querer me sale la sonrisica nada más de escribirlo. Es como que me lleno de orgullo y satisfacción, pues no mola ni na hacer locuras de éstas y contarlas a gente que te responde con un “¡oh!” o un “¡hala!”. 

La última hazaña fue un road trip de cuatro días con mi amiga N, carretera y manta hacia un festival en el País Vasco. From Beniel to Bilbao en 10 horicas de nada, con mucha música, risas y jale, que nos fuimos equipadas como para la guerra, no fuera a ser que nos diera un vahído por el camino. Hasta una latica de aceitunas que nunca abrimos llevábamos en la bolsa del picnic.

Me gusta conducir y así se lo hice ver a N, a la que poco dejé manejar mi cochazo precioso, amor de mi vida. Ella mientras, como buena copiloto, se encargaba de cambiar la música, pasarme el agua y controlar las horas para parar, que si por mí fuera… También hacía fotos al paisaje, que pasaba de nuestro amarillo huertano-desértico a las verdes montañas del norte, pasando por las llanuras aburridísimas de Castilla. Yo le informaba de los cambios de temperatura, que salimos de Beniel con 37⁰ y en Madrid ya bajó unos 10 grados, hasta Bilbao que se quedó en 20⁰ menos del origen. Lo que viene siendo mayormente una rasca del quince para ser verano.

Pillamos una oferta chulísima y nos alojamos en un hotel de 4 estrellas, que ser festivalera no quita que seamos unas señoras. Del hotel, tras las 10 horas de viaje pero hechas unos pinceles, fuimos a buscar el bus lanzadera para subir al Kobetamendi, un monte sólo apto para chicarrones del norte y no princesicas del sur. Cuánta gracia nos hizo cuando nos dejó a mitad del camino. Tras saludar y oler a varias vacas en cada cuesta, con el corazón que se nos salía por la boca, llegamos casualmente justo a tiempo para oír a Blondie entonar su Heart of Glass. Así, demostrando ser la más moderna del lugar, ataviada con un pijama de preso de Guantánamo, Debbie Harry nos dio la bienvenida al festival. A partir de ahí, y tras haberlo comprobado con las fotos, la cara de flipada no se me quitó en tres días. Ya no sólo por los conciertos, en los que puedes elegir acercarte a las primeras filas o verlos perfectamente desde un monte lejano, sino también por el buenrollismo que se respira y la cantidad de gente guapetona y moderna que allí se junta. No tan modernos como los del SOS, he de decir, que los Black Crowes atrajeron a mucho viejuno, pero sí gente estilosa y multilingüe, que también mola un montón. Sugiero que el SOS que viene se pongan los carteles en español, inglés y panocho, a ver qué pasa.

Así, subiendo y bajando cuestas, alimentándonos de pintxos y txakoli durante el día, hidratándonos con mojitos por la noche, disfrutando de buena música, cantando bajo la lluvia y conociendo gente muy divertida, estuvimos los tres días que duró el festival. Cada día nos enamorábamos de un cantante distinto, Chris Martin, Brett Anderson, o Jack Johnson fueron los nominados a Míster Festival 2011, especialmente el último, al que nos encontramos saliendo del backstage y acosamos junto a un grupo de adolescentes gritonas. A nuestros quince años, pero en cada pata, era de suponer que acabáramos con agujetas en todos y cada uno de nuestros músculos y con cita en el fisio por contracturas múltiples.

Con la oferta festivalera que hay por esta zona, que si el de Jazz de San Javier, la OSRM en Belluga, la Mar de Músicas, el FIB, el Low Cost, y el Electromar con Moby en los Alcázares, te habrás pasado por alguno, ¿no? ¿Eres festivalero?

2 comentarios:

sushi de anguila dijo...

Festivalero, y que apoya con énfasis tu propuesta trilingüe para el SOS ... Qué post más bonico, más bitter, más Conch!!!

Doña Debbie, genio y figura, como cuando la ví actuando en Madrid hará una década, y recorría el escenario calzada con cómodas pantuflas jubilauteras de andar por casa!!! O fue una adelantada a los slippers o sus sufridos pies llenos de Johnnies no le permitían fardar de tacones... Besines bilbaínos al chacolí....

Conch dijo...

Muchas gracias, sushito. Muchos besos con sabor a curry y a cardamomo para ti y para Lady Marian. Ya nos vemos a finales de agosto.