martes, 31 de agosto de 2010

Es lo que tiene... "Perdona si te llamo amor"

No hace mucho mi amigo y compi Achopijo escribía: "Es lo que tienen los libros, que a veces parece que se están escribiendo en el momento de leerlos". Me encantó la ocurrencia, por lo de acuerdo que estaba con ella y, como hago con las novelas que leo, la subrayé (mentalmente) y me la guardé. Yo es que soy así de friki, que no puedo leer una novela sin un lápiz cerca, para ir subrayando frasecicas. Frases que me chocan, como dice mi abuela, frases que dan ganas de coger a alguien y leérselas en voz alta, frases que también dan ganas de ponerlas con un imán en la nevera o incluso tatuármelas (sin exagerar).

Parecía que el "Perdona si te llamo amor" iba a ser un libro tontucio, pero le saqué su miga. Aquí os dejo algunas de las frases que me llamaron la atención de la novelica, con algún comentario incluido. A ver qué os sugieren a vosotros:

Todo parece perfecto. Pero ¿de qué sirve la perfección si estás solo y nadie se da cuenta? Nadie puede compartirla contigo, felicitarte ni envidiarte. Sobre todo cuando se trata de viajar solo, uno de los temas del verano.

Lo peor que te puede pasar es que el trabajo se convierta en tu única motivación. Gran error mío del año pasado...

Cuando estás mal, todo te suena como si tuviese un doble significado. Sobre todo cuando echas de menos a alguien, que todo te recordará a esa persona... o cuando estás de mal humor... que todo te sienta mal... "¿qué me habrá querido decir con eso?"

Amar es sentirse ligeros y libres. Es saber que no pretendes apropiarte del corazón del otro, que no es tuyo, que no te toca por contrato. Debes merecerlo cada día.


Se aman. Y no han sido el primer amor el uno del otro. Se conocieron después de haber amado a otras personas. Y quizá no de este modo.


Puede que sea preciso viajar antes de saber cuál es la meta adecuada para nosotros.


Quizá cada vez que amas sea la primera.


Aceptamos a los demás en función de nuestro propio nivel de felicidad. Cuando nos sentimos felices, los demás nos caen mejor, y estamos dispuestos a no considerar diferencias como defectos. Ésta me rechifla.

¡Sapere aude! (Ten valor para utilizar tu inteligencia). Esta frase me recordó a una que decía mi (otra) abuela: Abre las puertas de tu inteligencia.

Vives la vida pensando que es una guerra. Esa gente a la que le parece todo mal, con eternas ganas de gresca...


¿Subrayas novelas? ¿Se te quedan frasecicas en la retina?

domingo, 29 de agosto de 2010

El último pellizco

Hago balance y digo, desde ya, que el amor del verano 2010 ha sido un auténtico truño. Sin paños calientes. Encima tirando de agenda, con alguien que nunca fue más que un Sinfu (sin fuste y sin futuro) que volví a ver en un bar y que de repente volvió a hablarme. Que si me voy de viaje, que cuando vuelvo, que me llamará. “Sí, sí, claro, tú llámame, llámame, no te cortes”. Y más tarde, antes de dormir, recibo un mensaje suyo. Que qué buen ratico he pasado contigo, morena. Y me acuesto con una sonrisa sin poder evitarlo. Y pienso que va a ser que estaba guapo esta noche, con esa camisica. Y olía tan bien. Y soñaré con él, verás.

Y va y me llama, oh sorpresa, al volver de mi viaje. Se ha acordado y ahora sí que me ablando, lo confieso. Que si salimos a tomar algo. “No debería”- pienso en voz alta. (Mi amiga L, sentada a mi lado en la playa abandona su libro y se interesa). Porque ¿qué hago yo otra vez con el Sinfu éste? Pero claro, me ha llamado y tiene su mérito. A lo mejor ha cambiado y… “¡Ni se te ocurra pensar eso y mucho menos decirlo en mi presencia! Es verano y en verano aumenta la población de cabrones. No empieces con las interpretaciones y las concesiones, que los tíos no cambian, y menos en verano”. Me hunde. “Ahora, si quieres salir con él, por hacer algo diferente, porque es verano, hazlo, pero llévate tu coche”. Y así hice, aunque al llegar cambiamos al suyo. Entonces del CD salió la canción que siempre me recordaba a él. En lenguaje fantasioso propio de mi prima de 16 años podría decirse que era nuestra canción y sin embargo me indigno. “¿Tienes sólo un CD o es el que utilizas para pillar?”.

Me llevó de cena al Teppanyaki, donde cocinan frente a ti, haciendo malabarismos con la comida. Y funciona, que da lugar a risas y, al estar el uno junto al otro, se evitan los nervios de mirarnos a los ojos, y hay un momento en que empieza el contacto corporal, que si un toquecico en el brazo, (¡qué graciosa!), otro que le doy yo, un pellizco tontorrón, su mano que se posa dos segundos en mi muslo, o en mi hombro para decirnos algo al oído. A puntico de caramelo los dos, aunque el beso no llegó hasta el chiringuito de después, bajo las estrellas.

Después al bar de siempre, donde me presenta como a una amiga a un montón de colegas suyos. Sorprendentemente siguen los pellizcos y las cosquillicas. ¡Conversación y demostración de afecto en público! Algo estaba cambiando, y para las que ya nos conformamos con poco, se podría decir que la noche fue perfecta.

Anoche salí con mis amigas al mismo bar, pero no me vio, o simplemente no se acercó. Tonteaba con una con minifalda. “Es una amiga”. ¿Te he preguntado yo algo? Excusatio non petita… Aún así, inevitablemente, vuelve la conversación y el buen rollito, y los pellizquicos de vez en cuando, que me dejan más tranquila. Luego una pelirroja. Cagoeneltío. “Cambiamos de bar, lleva cuidadín con la pelirroja”. “Es verano”, me dice con una sonrisa, dándome un pellizco.

Fueron sus últimas palabras, que no lo volví a ver. ¿Es verano? ¿Eso qué significa? ¿Que se iba a liar con ella? ¿Acaso en verano todo vale? Yo tenía entendido que los amores de verano acababan en septiembre, no antes. ¿O es que se acabó ya el verano? Que los hay que lo dijeron hace ya dos semanas, Achopijo mismo, y yo me negaba a que se acabara. Ahora, visto lo visto, dan ganas de que se acabe en este mismo instante. Y que empiecen los Huertos ya, que el personal está más tranquilo con la vuelta al cole… ¿O sigue siendo verano?

Menudo verano raro. No sé cuándo acabará realmente, pero sí cuándo se acaban mis vacaciones. Tengo tiempo de aquí al miércoles para quedarme con un buen recuerdo. Esperemos un último pellizco.

domingo, 22 de agosto de 2010

La maletica


La lucha. Estoy frente a ella. Abierta de par en par, me mira amenazante. Pero no podrá conmigo. Junto a ella, sobre ella, alrededor de ella y dentro de ella se amontonan todo tipo de objetos que intento clasificar en estrictamente necesarios, esenciales e imprescindibles.


Esta tarde cojo un avión. Otro. Otro vuelo barato para el cual no voy a facturar maleta. La historia de siempre y a la cual no me acostumbro. Me voy cuatro días y pretendo vivir (digna e higiénicamente) limitándome a utilizar los contenidos de mi llamado “equipaje de mano”.

La clave está, principalmente, en encontrar el equilibrio entre los porsiacasos, los conjuntismos y los minitemas. Y a eso sumarle todo lo que se me suele olvidar. Habituales en mí son el pijama, el peine (normal que se me olvide si no suelo peinarme), el cargador del móvil, las chanclas y la cámara de fotos. Como si no hubiera viajado en mi vida.

Todo lo contrario me ocurre con los porsiacasos, que no se me suele olvidar ninguno. Por si llueve, por si me mancho, por si hay piscina, por si me duele la cabeza… Aunque en el tema “posibles enfermedades y dolencias” deberían ver en acción a mis amigos C y L, que se procuran un neceser de pastillas y pócimas que parece que se van de viaje para proceder a su suicidio.

Relacionado con los porsiacasos están los conjuntismos y en eso la experta es mi amiga R, a la que admiro por ello. Cinturones, collares, zapatos y bolsos, (todo en plural) siempre combinarán con lo que lleve. Que parece que cuando vas de viaje da igual, pero luego están las fotos, nenes.

Y por último, y no menos importante, la bolsica. Transparente, 20x20 y con autocierre. La de los minitemas, como los llama R. Ésa en la que has podido incluir, de una manera casi mágica y como si del tetris se tratara, todos los líquidos versión mini que necesitas para tu vida diaria. Bueno, no todos, que siempre hay dos o tres potingues a los que debemos renunciar las chicas, casi con lágrimas en los ojos (esa mascarilla tan fantástica…). Que luego además no la miran. Mi amiga M por eso tiene por costumbre ir, casi desde el aparcamiento, con la maleta abierta, y así parece que su esfuerzo no ha sido en balde. Yo paso de hacerlo, que se me descuajeringa el sistema y que los contenidos de una maleta, perdón, de mi equipaje de mano, son muy privados, oiga.

A la vuelta es más divertido, que volveremos a jugar al tetris pero ahora con nuestra ropa, que la maletica siempre crece. Llevaré puesto los vaqueros, las botas, la cazadora, un jersey a la cintura y otro a lo Superman, intentando olvidar que cuando vuelva aquí todavía será verano. Me obligarán seguro a la pantomima de meter el bolso en la maleta, cuyos contenidos repartiremos en las de los chicos, como siempre las más vacías. Recuerdo la vez que tuvimos que hacer eso volviendo de Roma y la indignación de mi amiga R cuando la azofaifa le pidió la tarjeta de embarque: “Pues la buscas tú, guapa, a saber en qué maleta está”. Que luego la gente descaradamente empieza a abrir maletas y sacar trastos en el avión, reconvirtiendo en tres o cuatro bultos lo que durante 15 minutos fue uno sólo. Que la peña se pasa las restricciones por el forro. Las absurdas de Ryanair, las primeras. Con premeditación y alevosía. Y las internacionales luego a luego también, que te cruzarás con la típica totalbote que lleva unas tijeras de cortar pescao en el bolso, como hace dos semanas en Alicante. Pa haberla matao, sueca insensata.

¿Respetas las restricciones? ¿Sueles facturar tu maleta? ¿Te cabe todo en la bolsica?

jueves, 19 de agosto de 2010

Carta de un lector

Publicado el pasado 6 de agosto. Yo estaba en Göteborg y no me enteré, pero gracias a una tía mía y a mi prima Marga, la he podido recuperar y aquí la reproduzco. Un poquico de self-boosting y autobombo. Porque mola, porque me emocionó, porque pa eso es mi blog (y escribo en él lo que quiero) y porque... PORQUE PUEDO.

LA SONRISA DE CONCHITA DÍEZ DE REVENGA
Soy lector asiduo de la prensa y he ido descubriendo que dentro de ‘ella’ hay artículos que nos hacen sonreír, bueno a mi me lo hacen y a veces algo más que eso, me hacen reir, que no reírme. Son sencillos, llenos de vida, frescura, ingenio y me hacen sentir muy bien. Es otra forma de hacer periodismo. Los artículos de Conchita Díez de Revenga son cojonudos. Nos provocan una sonrisa, la misma que luces en la foto. Cuídate y ‘ojalá’ te salga el novio que mereces. Gracias por hacerme sonreír.
Ángel Orengo Ruiz

¡Gracias a ti, Ángel! Lectores como tú sois mi mayor recompensa. Da gusto. Y lo de sonreir... es mutuo :)

martes, 17 de agosto de 2010

Perdona si te llamo amor


Esa sensación que te deja el acabar una novela, la satisfacción, el buen sabor de boca. La mezcla entre las ganas de más y la felicidad de acabarla, de haber llegado a la última página por fin, que de eso también tenía ganas. Sobre todo cuando se trata de una novela que he empezado na más y na menos que 5 veces. Que me la compré para el vuelo a Miami (en marzo) y me la he acabado en agosto, hace tan sólo un par de días.

Y la he disfrutado. Enganchada. A cualquier hora, en cualquier lugar, y acompañada de un lápiz en la mano. (Para subrayar cosas que me tocaban el corazón o el pensamiento). Entiendo yo ahora lo del fenómeno Moccia, aunque me dejaré sus otras novelas para dentro de un tiempo. Las pongo a la cola, detrás de un montón más.

A Iker Casillas se le vio leyendo este libro en sus vacaciones. Ay, Sarita, como tome nota tu novio, qué bien te lo vas a pasar! Si es que… Leyendo Perdona si te llamo amor se me han ocurrido ideas divertidas, amorosas, romanticonas, erótico-festivas… para un futuro o, qué pijo, para ya mismo. Sin esperar. Sin esperar a que la vida me pase por delante. Por si acaso no pasa.

Entonces… ¡idea! Le he mandado un sms atrevido. Y si no le gusta, o no hace nada al respecto, él se lo pierde. Y que me quiten lo enviado.


¿Has leído “Perdona si te llamo amor”? ¿Has hecho alguna vez alguna locura inspirado por una novela? ¿Qué novelas estás leyendo este verano?

domingo, 15 de agosto de 2010

Yétebóri!


Lo sé. Dije que me plantaba. Que me quedaría en la playa incrustá, descansando, apartada del mundanal ruido. Pero no. Soy débil. Y si me tientan con cosas así, caigo: “Bítter, cucha, vuelo baratico a Gotemburgo, la semana que viene, tal cual. ¿Qué me dices?”

Pues que me voy, nenico, pero ya, de cabeza. Y que Dios bendiga los vuelos low-cost y los amigos con impulsos como los tuyos.

Y allí que me fui a Suecia, como la que se va a Mazarrón a pasar el finde, pero con la Loli Planet en el bolso. La cual, prácticamente, no utilicé, porque allí turismo del tradicional hice más bien poco, pero me sirvió para conocer ciertos datos interesantes.

Gotemburgo, para ser la segunda ciudad más importante de Suecia es relativamente pequeña y asequible como Murcia, y tiene, además, aproximadamente el mismo número de habitantes. Es conocida por ser la ciudad con mayor concentración de discotecas de toda Escandinavia, que para eso es universitaria. Y para ser Suecia, dicen, no es tan cara como uno pudiera pensar. Pues menos mal, digo yo a posteriori, que se paga un mínimo de 5€ por entrar a cualquier garito, sin incluir consumición. ¿Os imagináis pagar 10€ para entrar al Varazú o al Musik sin obtener nada a cambio? Luego las cerves salen por otros 5 y las copas a 8 ó 9… y yo que salí todos los días hasta las mil… Habrá que vérselas en Estocolmo.

Mi día en Gotemburgo empezaba madrugando para inflarme con el típico desayuno Smorgasbord, y luego volver a mi habitación a echar una castiza siesta del borrego, antes de salir a pasear por una ciudad plagada inexplicablemente de peluquerías. El hotel, además de ser uno de los más bonitos en los que he estado, ofrecía café y Kladd kaka gratis, que no es otra cosa que pastel de chocolate. El plural de tarta (kakor), “hola” y “gracias” son las únicas palabras que he aprendido a pronunciar en sueco, que tiene un sistema fonológico tan musical y alucinante que poco tiene que ver a veces con su grafía. Casi como el panocho. Nada más la ciudad, Göteborg, se pronuncia Yétebóri, casi cantando, con dos acentos y dos piedras.

Muchas fueron las similitudes que descubrimos entre Gotemburgo y Murcia, desde una botella de Licor 43 en la leja de un bar, a una avenida clavaíca a Alfonso X, y otra, la Avenyn, que equivaldría a la Gran Vía Salzillo. O al menos así nos gustaba pensar, que de tonterías también vive el hombre.

Los suecos son amabilísmos y guapos, altos y modernos. Llevan gafotas y gorrito, o un corte de pelo súper cool, con tupé, o rapado. Son muy Brad, o muy Ethan Hawke. Y sonríen a las morenas bajitas como yo, pero sólo eso, que no te entran en plan buitre. Lo cual se agradece, pero luego aburre, ahí todos mirándonos pasmados como teletubbies. Las suecas son guapísimas, estilosísimas y rubias, con una piel y un pelazo envidiables. Según nuestra estadística, una de cada mil es fea, una de cada tres mil está gorda, y una de cada cuatro, equivocadamente, se tiñe de morena, con lo que me dan la razón: lo rubio, al final, aburre.

Con to y con eso, fue buenísima decisión la de escaparme a Gotemburgo, donde lo pasé genial riéndome a carcajadas con tonterías y haciéndome la sueca. Recargué un tipo de energía refrescante que, sin saber, necesitaría a la vuelta. Han sido días de incidentes, accidentes y cosicas que han puesto un poco triste al verano. Días de nubes que casi no nos han dejado ver las lágrimas de San Lorenzo. Mirando al cielo pensaba yo la otra noche en todas estas cosas. Y lo de siempre, que cuando aparece una estrella fugaz, de la emoción, se te pasa pedir un deseo. Yo que quería pedir que hermanaran Göteborg y Murcia… Y si eso, que nos hicieran un carné para presentarlo por allí, para al menos obtener un descuento en los bares… o algo.

lunes, 9 de agosto de 2010

Haciéndome la sueca


Fue la telonera de Madonna en el concierto que vimos Luigi y yo en Niza, en el verano de 2008. Desde donde estábamos se la veía mínima, sólo se percibía su pelico corto rubio casi blanco. Proporcionaba un soplo de aire fresco a esa tarde tan calurosa de agosto y al mismo tiempo te hacía sudar con sus canciones con toques tan techno. Temas nuevos y desconocidos para mí, que yo prácticamente, de ella, sólo me acordaba de esta canción, popera tontorrona y más vieja que el sol: Show me love. También conocía el temazo con el que acabó su mini concierto: With every heartbeat, con la cual he recorrido algún que otro kilómetro, que pa eso me da una marchaza que lo flipas.

Desde entonces, he vuelto a oir algo de ella, pero muy de vez en cuando, principalmente en el coche de Luigi, quien hace poco me hizo un encargo: "En Gotemburgo, si ves el Body Talk, ya sabes". Y así hice, lo encontré y lo compré. No sin antes escucharlo en los almacenes Ahléns...

Y ahora estoy aquí, con su permiso, disfrutando de las ocho pistas que tan sólo tiene el album, pero muy especialmente de:

Dancing on my own - Super hit ahora mismo en Suecia y pronto puede que aquí también, que TVE ya lo ha utilizado para una de sus cortinillas.

Don't fucking tell me what to do - que es la primera del CD y nada más con escuchar las primeras letras te deja un poco... impresioná, por decir algo: "My drinking is killing me" ...para luego seguir con todas las cosas que la están matando, a la pobrecica (y a más de una): my smoking, my diet, my heels, my shopping, my boss, my boyfriend...

Dancehall Queen - Con un sonido un poquito reggae y un poquito sueco, que me recuerda al miércoles pasado en el Magnus Magnus. Hay que ver lo que les gusta lo jamaicano a los suecos...

None of Dem feat. Röyksopp - Cañerísima y con una letra de la que he quedado prendada, casi casi como si la hubiera escrito yo. Para desahogarse cantándola y ya después... hacerse definitivamente la sueca.

None of these boys can dance
Not a single one of dem stand a chance
All of dem girls, a mess
I've seen it all before, I'm not impressed

None of dem get my sex
None of dem move my intellect
None of dem work for me
None of dem make me feel anything

I'm so bored in this town, take me away from here
Playing some kind of new sound, something true and sincere
I've got a little girl singing on repeat in my head, oh oh
Take me far away from here

None of dem get my stands
None of dem do it like I can
None of these chicks got style
None of these drugs get me high

None of these beats are raw
None of these beats ever break the law
None of dem kicks go boom
None of dem basslines fill the room

I'm so bored in this town, take me away from here...

domingo, 8 de agosto de 2010

Sumérgete en el mar 2010


A las 10 de la mañana nos personamos en el Thalasia los cuatro sirenos. Una manada de guiris locas se apelotonaba en la puerta, ansiosas por comenzar su sesión de aquagym. Nosotros, emocionados y ataviados con gorrito anti-lujurias, nos dirigimos a la primera parte de nuestro programa: Las piscinas marinas. ¡Qué de chorros, madre mía! ¡Qué de vibraciones y agitaciones! En cascada, en jacuzzi, en volcán, en acostao y en chorrete básico de los de toda la vida, pero con sabor a sal.

A las 11 entraban A y M a su masaje con limo marino, mientras C y yo nos quedamos a remojo. Media hora más tarde salía A con cara de gusto pero algo mosca por la tardanza de su novia. “Le ha debido de tocar payo masajista (jaja, me reía yo ingenua). Ah, y cuando estás bocabajo te ahogas un poco”. M sale que parece un anuncio de champú: “¡Yo lo recomiendo!”. Veo en nuestra ficha que los masajistas son Sonia y Dani. Dani es de Daniela, claro.

Allá que vamos C y yo, una a cada sala. Intento abrir la puerta de mi sala y encuentro a un tipo con una manguera “Espérese un momentito”. Ése, por supuesto, NO es mi masajista, es el que limpia. No puede ser que me toque a mí un tío y a M no... ¿o sí?
Un minuto después abre la puerta el mismo tío aireando un tanga en su mano izquierda y saludándome con la derecha. “Hola, soy Dani, su masajista, por favor póngase el tanga. La parte de arriba del bikini puede dejársela puesta si quiere”. Allí que me abandona, ¿qué hacer? ¿qué hacer? Me lo quito o no me lo quito. Estará acostumbrado, es su trabajo. Bah, paso, pasando de enseñarle las tetas al tío. A todo esto el tanga lleva volantes y me lo subo todo lo que puedo, no puedo estar más ideal.

Vuelve mi hombre y me tumbo en la camilla bocarriba, bajo seis chorricos de agua caliente. No estoy en absoluto relajada. Cierro los ojos. Dani me coge un pie, le pone barro y masajea los dedos y la planta. No hay cosa que más me irrite que el que me toquen los pies, que además me hace cosquillas, pero por alguna extraña razón lo llevo bien. Luego la pierna, luego el muslo, la ingle… pero lo llevo bien. Luego el otro pie… Ya me estoy relajando, pero pienso ¿y si me estoy perdiendo un masaje cojonudo por la mierda del pudor? Total, me está viendo prácticamente desnuda, ¿no? Demasiado tarde, supongo. Entonces me coge la mano, me masajea los dedos, la palma, luego el antebrazo, el codo, el brazo entero. Para cuando me coge la otra mano estoy a punto de soltarle un “Sí, quiero”, pero me contengo. Me doy la vuelta. “Con su permiso”, me desabrocha el bikini, y sin permiso, me baja el tanga. Hala, to lo que es culo. Dani tiene unas manos de ángel, o todo lo contrario, porque el masaje es endemoniadamente sexy. Que si cadera, cintura, espalda, cuello, que si agüica por aquí, agüica por allá. Estoy en la gloria bendita. Y no me ahogo, como decía A.

Salgo contenta, como nueva y mi piel está de un suave… Dani se despide de mí con un afectuoso apretón de manos.

La tercera parte de nuestro programa era el circuito marino que es, cuanto menos, entretenido. Primero duchita a dos temperaturas, luego te refrescas, luego sauna, luego te refrescas. Luego pediluvio, que consiste en dos piscinas paralelas alargadas con escalones y suelo de piedras, una de agua fría y otra de caliente. Has de recorrértelas, cuidándote los callos, cuatro o cinco veces. Tras el pediluvio, te refrescas, luego la estufa marina, te refrescas, y vas a la piscinita caliente de relajación. El nirvana.

Al salir nos cruzamos con Dani, mi Dani, que se despide más simpático que na. “Vaya una sonrisita te ha echao” me dice C. Y eso que al final no le enseñé las tetas.

martes, 3 de agosto de 2010

Misread

Si quieres ser mi amigo
Si quieres que nos llevemos bien
Por favor no esperes de mí que
envuelva nuestra amistad y la guarde.
La observación que hago podría
ser fácilmente interpretada
como un comportamiento cínico
Pero uno de nosotros lo entendió mal al leer
y sabes,
ocurrió otra vez.

Un amigo no es un medio
que utilizas para llegar a algún sitio
Por algún motivo no me di cuenta
de que la amistad es un fin
y sabes,
ocurrió otra vez
Cómo es que nadie me dijo
que a lo largo de la historia
la gente más solitaria
fueron aquellos que siempre dijeron la verdad
los que se diferenciaron
soportando la indiferencia
Supongo que ahora depende de mí
¿Debería arriesgarme o simplemente sonreír?
Y sabes,
ocurrió otra vez.

Traducción de una canción que me rechifla de los Kings of Convenience. ¿Que por qué?
- Porque he llegado a casa y me ha apetecido hincharme a escuchar su música.
- Porque esta canción es de mis favoritas, aunque os recomiendo escuchar todas las demás...
- Y porque son noruegos y esta semana voy a ver si pillo sus discos baraticos en... Gotemburgo!

domingo, 1 de agosto de 2010

Mojitos


“¡Pero qué bueno está este mojito!” - exclamé en el Varazú. Y así, en ese preciso instante, me inspiré. "Ya está. Esto es lo que quiero en mi boda". Mis amigas se daban la vuelta buscando al macizo que creían que había seleccionado como futuro esposo. Breve e infructífera fue su búsqueda, pues no había material esa noche. “¿Te refieres al mojito que te estás bebiendo?”. “Sí, lo acabo de decidir, quiero, además de barra libre, un chiringuito con un maestro coctelero que haga mojitos a cascoporro”. Mis amigos se reían. “La gente contrata a uno cortando jamón y tú uno que sirva mojitos, muy original.” Oye, que jamón también quiero. Y sushi. Y ya, con eso, empezamos las chicas, como siempre, a desvariar diseñando nuestras bodas, que no le hacemos daño a nadie. Y que tampoco falte la tarta nupcial de tiramisú, como la de Barbara Streisand.

“A ver, a ver, un momento” - nos para los pies un amigo casado. “Vayamos por partes. ¿Estáis planificando una boda sin tener ni siquiera un maromo?” Qué tiene de malo, digo yo. Además de que últimamente, dados ciertos acontecimientos y el vacío neuronal que supone estar sin hacer nada, sólo hablo de los dos temas más cercanos a mí: o de bodas, o de trabajo, y obviamente elijo las bodas, el amor y la felicidad, que de malos rollos ya está el mundo lleno.

“Y por otra parte…” - sigue otro casado “¿qué ganas tenéis de casaros? Vosotras que tenéis en vuestras manos la libertad de liaros con quien queráis, esté soltero o casado”. Y sonríe arqueando las cejas, que sabe que ha destapado la caja de los truenos, removiendo lo que me temo va a ser el debate del verano y parte del otoño y del invierno. Os explico:

En primer lugar, me fastidia que me vengan muchos de mis familiares y amigos casados chafándome mi preciosa ilusión de ser princesa por un día intentando explicarme que soltera se está mejor. Sí y no, y ellos qué saben.

Me obsesiona que cada vez que salgo de fiesta por alguna playa me dé por pensar que soy una especie en extinción. ¿No quedan treintañeros solteros que vayan de bares o qué?

Me ralla que la única persona que me haya tirado los trastos en el último mes sea un hombre casado, fascinado por mi biquini de tachuelas, que me manda sms diciéndome que eche por la sombra. Y aunque, como repite S, “dice mucho de la persona”, no es el hecho de que esté casado lo que me molesta (que ya es tela), sino el hecho de que intente convencerme de que con él viviría emociones fuertes. Permítanme que me parta.

Y es que para nosotras, las treintañeras solteras estupendas, las emociones fuertes son otras. Como por ejemplo, la ñoñez de pensar que este verano nos toca ya encontrar el amor en plan anuncio de cerveza o incluso al estilo de Sandy Olsson y Denny Succo, simplemente porque lo digo yo y todas las estadísticas que me invente. También porque lo dice el parchís al que pierdo todas las tardes (desafortunada en el juego…) y por último por mi actitud y visualización, que es muy poderosa.

Hoy 1 de agosto, espero con ilusión a todos aquellos zamarros solteros simpáticos y de buen ver que se acercarán a nuestras playas. Tengo varios motivos para imaginar que agosto va a ser mejor en cuanto a marcha y amores que el tranquilo mes de julio. De repente me gusta pensar así, que de ilusión también se vive y sé de muchos treintañeros solteros guapos que han dado vacaciones (hago palmas). Me han dicho además que los mejores mojitos están en Campoamor, en la playa pequeña, y ahí pienso estar, deseando que llegue el momento en el que, mirando al mar, mojito en mano, exclame: “¡Pero qué bueno está!” y que mis amigas se den la vuelta mientras añado: “Sí, el mojito también”.